sábado, 5 de mayo de 2012


LA GUERRA DE LAS GERMANIAS Y LA BATALLA DEL CASTILLO DE CORBERA (VALENCIA)


Miguel Gómez Sahuquillo

EL CONFLICTO ARMADO 

LA BATALLA FINAL DEL CASTILLO DE CORBERA

LA ADECUACIÓN DE LA FORTALEZA PARA LA BATALLA

CONCLUSIÓN

BIBLIOGRAFÍA

                                                                              (Arqueólogo)


RESUMEN: En 1519 estalla en Valencia la Guerra de las Germanías. Lo que en un principio fue un movimiento reivindicativo de los gremios locales, terminó finalmente con un conflicto bélico.  En verano de 1521 las tropas agermanadas asedian el castillo de Corbera. El duque de Gandia, propietario de la fortaleza, se ve obligado a prepararlo para su defensa. Se encarga de ello Pedro Çanoguera. Los agermanados Joan Caro y Esteve Urguellés se presentan ante dicho castillo el 27 de junio. La batalla duró cuatro días, causando bajas por ambos bandos. En julio, esta construcción militar fue de nuevo saqueada. Su grado de destrucción fue tal que quedó en ruinas  y  definitivamente se decidió abandonarlo.

 SUMMARY:. The War of the Guilds (“Guerra de las Germanías”) broke out in Valencia in 1519. Although it started as a protest of the local guilds, it ended up as an armed conflict. In the summer of 1521 the troops of the gilds or brotherhoods (“agermanadas”) besieged the castle of Corbera. The Duke of Gandía, the owner of the fortress, was forced to prepare it for its defence. Pedro Çanoguera was put in charge of the works. The “agermanados” Joan Caro and Esteve Urguellés arrived to the mentioned castle the 27th of June. The battle lasted four days and provoked casualties on both sides. In Julu, the fortress was again looted. The degree of destruction was such that it was left in ruins and definitively abandoned


      El fuerte carácter oligárquico de los municipios valencianos, al igual que en la capital del reino; la decadencia gremial, acompañado todo ello en esta ciudad endeudada por el aumento de la presión fiscal, se podría decir que fueron las causas estructurales que desembocaron en el conflicto de las Germanías. Por otra parte, son varios los factores coyunturales que llevarán a un conflicto armado. Esta aceleración de acontecimientos son  ocasionados por el vació de poder tras la muerte de los Reyes Católicos y la coronación de Carlos I como nuevo rey, un príncipe venido de Flandes con su séquito de consejeros. También, las pestes y las epidemias provocaron la huida en estampida de los dirigentes y por consiguiente se llegó a que el poder estuviera vacío. Sumado todo, hay que añadir  los conflictos con los piratas berberiscos que atacaron las costas levantinas desde el norte de África, situación que se agravó en 1519, lo que hizo que el rey autorizara a armarse a los gremios de la ciudad de València. Esta situación acabó con en el estallido de la Guerra de las Germanías. 

       La mala gestión de la cosa pública por parte de los “Jurats” de la ciudad de Valencia, también contra los oficiales reales y contra los nobles que abusaban de sus privilegios, hizo encender la mecha del malestar del grupo de artesanos y otros miembros ante la situación, para ellos insostenible, que se estaba viviendo y se plantearon reivindicaciones. Los distintos gremios son convocados por Joan Llorens para formar un Hermanamiento o Germanía que quedó establecida en 1519. Por su parte, el nuevo rey Carlos I deseaba marcharse a Alemania para recibir la corona imperial, lo que encendió los ánimos de los valencianos que veían esto como un hecho inconstitucional. Adriano de Utrech por delegación del rey Carlos I, era quien tenía que jurar los Fueros valencianos. Esto molestó de manera a la clase dirigente local que a su vez recelaba de los agermanados ya que conservaban sus armas. Los gremios aceptaron la delegación del rey en la persona de Adriano de Utrech para dicho juramento de los Fueros y a cambio, el monarca accedió a que éstos últimos conservaran su armamento. En 1520, los agermanados se constituyeron con la “Junta dels Tretze”1. Se intentaba instaurar un sistema donde estuviera prohibido el libre trabajo que no estuviera bajo el control de los gremios, mientras que, por otro lado, las presiones de los nobles hicieron decidirse al rey por ordenar el desarme agermanado. Éstos, enviaron embajadores al rey y el monarca confirmó nuevamente el armamento de los agermanados y a la vez intentaron también alterar la composición de “els Jurats”. Finalmente el rey, tras seguir recibiendo embajadas por ambos bandos, se decantó por los  nobles y nombró Virrey de Valencia a Don Diego Hurtado de Mendoza, poniéndose en contra de los agermanados. Antes de la elección de los Jurados, Carlos I envió una “Ceda” en donde no había ningún artista ni menestral. A pesar de esto, los agermanados presionaron a los “Jurats” y el 26 de mayo de 1520 se eligen dos caballeros, dos ciudadanos pero además, un menestral y un artista. Disconforme con esta elección, la nobleza envió una nueva embajada al monarca que se encontraba en Gante. Enterado el rey de lo sucedido, se apresuró a anular la elección de los “Jurats”. A partir de ese instante, el movimiento agermanado pasó a ser ilegal. Es en este momento cuando las Germanías adquirieron un cariz más violento. El Virrey, cumpliendo órdenes reales, ordenó a los agermanados que se disolvieran. Estos se tornaron intransigentes y el Virrey se vio obligado a marcharse de Valencia. Los agermanados pensaban en su triunfo y comenzaron a realizar cambios en la administración de la ciudad. A partir del año siguiente, la Germania se fue extendiendo a otros lugares del Reino de Valencia, llegando incluso a Mallorca y a Murcia. La “Junta dels Tretze”  se fue constituyendo también en otras ciudades del reino. Así, Alzira y Xàtiva se agermanan en el mes de junio de 1520 y también lo hacen después otras ciudades y poblaciones como Gandia, Ontinyent, LLiria o Sagunt. Se extiende la Germanía entre 1520 y 1521 a Castelló, Elx y Orihuela. El movimiento de las Germanías llega a casi todo el “Regne de València”.

       Por parte realista, tras la marcha del Virrey de la ciudad de Valencia, este comenzó a preparar su oposición contra la Germanía valenciana. En Denia emitió un pregón donde instó a la población a enrolarse a las tropas por la causa realista. Mientras, los agermanados hicieron lo mismo en la capital valenciana. La guerra estalló en el verano de 1521. Esteve Urguellés y Joan Caro se dirigen desde València con su ejército hacia Corbera2, localidad realista que pertenecía al duque de Gandia, asaltaron su castillo y pusieron también sitio al de Xàtiva. En este último, se encontraban tropas realistas refugiadas en la fortaleza, aún a pesar de que la ciudad había tomado parte por los agermanados. Por su parte, Miquel Estellés se dirige con su ejército hacia Sagunt, pero es vencido por el gobernador de Castelló Ramstan de Viciano el cual logró derrotar a los agermanados. Desde el Alto Palancia, el duque de Segorbe Alonso de Aragón, se dirigió con su tropa hacia Almenara y se enfrentó con los agermanados, capitaneados por Jaume Ros. Después, el duque, se unió al ejército de Ramstan de Viciano. Esto ocurrió el 18 de julio de 1521, perdiendo así los agermanados la gobernación de Castelló. A finales de este mismo mes, los agermanados a las órdenes de Vicent Peris se enfrentaron en Gandia a los realistas, venciendo los primeros en la Batalla de Vernisa y originando en estas tierras del señorío de los Borja, el bautismo forzoso de los moriscos que habitaban en las alquerías de dicho ducado. A partir de este momento, el movimiento agermanado comenzó a perder unidad y sus líderes se ensartaron en discrepancias. Comenzaron entonces los agermanados a sufrir derrotas. El Virrey y los nobles valencianos buscaron ayuda castellana. Desde Murcia, el Marques de Velez tomó la ciudad de Orihuela. Tras un largo asedio la ciudad capituló. Esto facilitó a los realistas su paso hacia València, cayendo entonces en sus manos Elx, Alacant, Xixona y Biar, llegando hasta Ontinyent. Recuperaron de esta manera la Gobernación de Orihuela y parte también de las tierras y poblaciones de la Gobernación de Xàtiva. Ante este estado de cosas, el territorio dominado por los agermanados quedó reducido de la Vall d´Uixó hasta Ontinyent. En él quedaban tres ciudades importantes: València, Alzira y Xàtiva.

     En una segunda fase de la guerra, el conflicto se radicalizó y alcanzó una mayor crueldad. Los dirigentes moderados dejaron las riendas a otros con actitudes mucho más severas. La “Junta dels Tretze” se disolvió en la ciudad de València y pasó el poder al los “Jurats”, ostentando un cargo muy importante y fuerza Vicent Peris, el cual se dirigió con su ejército a socorrer Xàtiva que esperaba la llegada de los realistas para prestar batalla.  En la capital, se obligó a bautizarse por la fuerza a los no cristianos. Por su parte, el duque de Segorbe y Ramstan habían tomado Sagunt. El Virrey a su vez, entró en València y proclamó un perdón general, excepto para algunos cabecillas agermanados y también  de la “Junta dels Tretze”. Alzira y Xàtiva continuaron resistiendo y fueron sitiadas por los realistas. El agermanado Vicent Peris, al regresar a València en una aventura desesperada, logró congregar en su casa a unos partidarios que provocó un duro enfrentamiento por las calles de la ciudad. Un grupo de soldados realistas prendieron fuego a su casa. Vicent Peris se entregó y fue detenido por el capitán Diego Ladrón de Guevara. El 3 de marzo de 1522, el ejército realista entró en València y Peris fue ajusticiado junto con sus compañeros.

        Un personaje conocido como “l´Encovert”, que se decía nieto de los Reyes Católicos y que reclamaba el trono, hizo su aparición en Xàtiva. Proclamaba mensajes apocalípticos y mesiánicos. Parece ser que también estuvo en la batalla del castillo de Corbera, aunque no hay nada consistente al respecto. Cuando “l´Encovert” llegó a València, fue asesinado en Burjassot por dos seguidores suyos el 19 de mayo de 1522 para así cobrar la recompensa que ofrecía el Virrey. En este mismo año de 1522, los agermanados habían sido derrotados en la batalla de Bellús. Alzira y Xàtiva fueron finalmente tomadas por parte de las tropas realistas. A su vez, el rey Carlos I había regresado a España. Fue nombrada nueva Virreina Germana de Foix, esposa del duque de Calabria, cuyo gobierno fue muy duro hasta su muerte en 1538.



       Cuando el conflicto estalló en el verano de 1521 Esteve Urguellés y Joan Caro se dirigieron a Corbera a presentar batalla en la fortaleza3. Fue durante este enfrentamiento cuando el castillo libró su última acción bélica. La Baronía de Corbera pertenecía al duque de Gandía, Joan Borja, el cual en esos momentos tenia sus tropas de nobles en la Vall d´Alfandech.

      No hay que poner en duda la importancia que tuvieron los castillos en su momento a la hora de defender un territorio. En un castillo es de destacar su función militar y su adecuación arquitectónica para su propia defensa. Para ello, la fortaleza había de  estar equipada con todo aquello que fuera necesario y que garantizase así la defensa contra el enemigo y su seguridad. Los castillos como el de Corbera, sólo tenían en tiempos de paz una pequeña guarnición compuesta por unos pocos soldados o centinelas. Si el enemigo acechaba, la guarnición aumentaba. De acondicionar el castillo se encargaba el alcaide y debía prepararlo para su defensa.

       Durante la Guerra de las Germanías, el castillo de Corbera sufrió un fuerte asedio. En junio de 1521 los agermanados a las órdenes de Joan Caro y Esteve Urgellés, llevaron sus tropas ante la construcción militar de  Corbera. Pero antes de esto se dirigieron a Alzira. Estando en esta ciudad, los agermanados discutieron en dónde dirigir su ejercito si a Sumacarcer o  las tierras del duque de Gandia en Corbera4. El duque era uno de los enemigos principales de la germanía. Se pensó castigar al duque sitiando la fortaleza de Corbera y saqueándola. Además se corrió también la noticia de que los realistas habían hecho prisioneros a algunos capitanes agermanados en Albalat y que estaban cautivos en el castillo de Corbera. Uno de los motivos por los que se decidió arrasar Corbera y su castillo es porque según Esteve Urgellés el castillo de Corbera albergaba enormes riquezas y que sería fácil obtenerlas. Urguelles y sus seguidores se habían propuesto saquear todas las fortificaciones que encontraran en su camino.   El realista Pedro Çagonera, obedeciendo instrucciones de Duque de Gandia Joan Borja que se había enterado de los movimientos de Joan Caro y Esteve Urgelles, se  había encargado por su parte, de la custodia de dicha fortaleza y se apresuró a fortificar el edificio militar equipándolo con el armamento necesario para poder hacer frente a los agermanados. El duque de Gandia había conocido la decisión de atacar el castillo de Corbera por medio de unos espías. Ese fue el motivo por el que ordenó fortificar la fortaleza5. Ordenó también que bajo las órdenes de Pedro Çagonera y de Mosen Pere Lluís Escrivà, Cavaller de Sant Joan, Comendador y famoso ingeniero, constructor de castillos, así como el Comendador Vilanova y Andrés Porta, estuvieran doscientos vasallos suyos.  En dicho castillo estaban los familiares de los alcaides de Callosa y Morella y también de algunos nobles.

       Por su parte, los habitantes de la Baronía de Corbera eran  una comunidad mixta de cristianos y musulmanes, aunque en su mayoría en dicha población lo que más abundaban eran los moriscos que trabajaban las tierras del señorío perteneciente al duque de Gandia. Los moriscos entendieron que los agermanados iban en su contra y temiendo lo peor abandonaron sus casas y se refugiaron en lugares más seguros.

     Desatendiendo las órdenes de Joan Caro, prevalecieron los intereses de Urgellés y de algunos oficiales que estaban a favor de este, y sin esperar instrucciones de Caro, se decidieron marchar a sitiar Corbera. Ante este motivo, la artillería les siguió posteriormente. Los soldados agermanados llevaban pintadas unas cruces en sus ropas de color rojo para infundirles valor a la manera de cómo las llevaban los antiguos cruzados. De esta manera, pensaban que aumentaba su moral combativa como nuevos Cruzados de la Germanía. Joan Caro y Esteve Urgellés llegaron a Corbera desde Alzira con un contingente de cuatro mil soldados. Era el 27 de junio de 1521. A sus tropas se les habían unido nuevos contingentes de las poblaciones cercanas. Pusieron cerco a la fortaleza y comenzaron a atacarla por algunos flancos con cuatro piezas de artillería. El combate fue muy duro, sobre todo la jornada del día 28, que fue cuando los agermanados acercaron sus escaleras  a las almenas de la muralla, siendo rebatidos por los sitiados. Fueron heridos en el combate los dos comendadores y murieron Juan Zaragoza y un soldado de Polinyà, todos ellos defensores del castillo.  Los sitiadores tuvieron nueve muertos y muchos heridos6. Enterados el Virrey y el duque de Gandia de los acontecimientos de Corbera, decidieron ir a socorrer a los asediados pero Joan Caro  prefirió retirarse a Alzira, pues temió ser cortado por la retaguardia y levantó el campo y el cerco al castillo de Corbera7. Cuando se disponían por fin los realistas a ir a Corbera para socorrer a los sitiados, Pedro Çanoguera les mandó noticias de la retirada de Caro. El asedio de Corbera había durado cuatro días. Joan Caro había tenido una entrevista con Don Jerónimo Vich, que se encontraba el monasterio de la Murta de Alzira, muy próximo a Corbera. Jerónimo convenció a Joan Caro de levantar el cerco de Corbera8. Este fue el motivo por el cual la “Junta dels Tretze” privó a Joan Caro de nombrarle Capitán General y le fue concedido a Sorolla.

      Terminada la batalla, los agermanados intentaron posteriormente asaltar el castillo varias veces. El mes siguiente, en julio, los agermanados de Sueca, junto con otros volvieron a Corbera y con gran violencia entraron en la fortaleza de Corbera y la saquearon. También hicieron lo mismo con los enseres y pertenencias de los habitantes de la Baronía, haciendo grandes destrozos9.

      El asedio a Corbera durante la Guerra de la Germanías supuso un revés para el futuro de la fortaleza. Aunque hubo varios intentos en años posteriores para su recuperación, sus estructuras estaban tan dañadas que se decidió finalmente no reconstruir el castillo y dejarlo como había quedado tras la batalla y los saqueos de los agermanados. En 158010 se elaboró una relación de todo lo que se mantenía en pie en la fortificación y de las posibles obras que se podían realizar en la misma. Johan Salvador se encargó de describir de forma minuciosa su estado11. En ese mismo año se hizo también un inventario sobre las armas, municiones y puertas que había en dicho castillo. También en los años 158112 y 159713 tenemos noticias sobre el interés en reconstruir la fortaleza y saber en las condiciones en que esta se encontraba; pero su lamentable estado hizo desistir de emprender obras y se optó por abandonarlo. Y así, de esta manera, al cabo de poco tiempo quedó completamente destruido. Finalmente, ya en 164014 el rey Felipe IV, autorizó a los habitantes de Corbera a subir al castillo y recoger aquello que les pueda servir para la construcción de la calle nueva de la villa de Corbera, la actual Calle de Sant Vicent Mártir.



    En la Edad Media, las murallas y fortificaciones tuvieron una evolución lenta. No había planes preestablecidos en su construcción sino, más bien coyunturales. En el periodo renacentista la construcción de fortalezas se realizó con unos criterios mucho más funcionales. Esto es debido al cambio de mentalidad que llevó a la necesidad de reformar, si era necesario, las antiguas fortalezas medievales. Ya desde el siglo XIV había hecho su aparición la artillería, que obligó a cambiar la forma de combatir, ya que su poder de destrucción era elevado. Los antiguos castillos y fortalezas del periodo medieval quedaron obsoletos. La función y el propio diseño que estos tenían, ya no servía ante el nuevo concepto de guerra con artillería. Era entonces necesario realizar reformas en sus estructuras si se les quería mantener en uso para la defensa de un lugar. En muchos de los casos como en el castillo de Corbera, esto hubo de hacerse de manera urgente, ante un inminente ataque a dicha fortaleza durante las Germanías. Lo único que se podía hacer en estos casos  era acondicionar y preparar lo mejor posible la vieja construcción militar para la defensa de artillería. En el caso de esta fortificación de Corbera de origen islámico y con reformas de refuerzo de algunos de sus muros en el periodo cristiano, si exceptuamos las obras realizadas en diferentes épocas en su interior, la adecuación para su defensa tuvo que ser rápida. Naturalmente, un castillo medieval como este, no estaba preparado para soportar un asedio y menos un ataque de la artillería agermanada. Si en este ataque, en vez de durar unos días y levantar los agermanados el campamento de forma rápida ante la inminente llegada de las tropas del duque de Gandia, se hubieran quedado manteniendo el sitio y castigando con piezas de artillería sus flancos débiles, el castillo no hubiera resistido por mucho tiempo. Este castillo, como muchos otros, ya no servia para una guerra moderna como la que en ese momento se planteaba con el uso de la artillería. Estas fortificaciones medievales habían sido diseñadas para resistir acometidas donde se usaran máquinas neurobalísticas o  armas arrojadizas. Con las prisas y con el poco tiempo que disponía Pedro Çagonera o Lluis Escrivà, ingeniero y experto en la construcción de castillos, no se pudieron realizar grandes obras destinadas a moldear y adecuar a la fortaleza de Corbera para resistir una agresión con armas de artillería.  Naturalmente, no se realizaron modificaciones notables en la fortificación, como frentes abaluartados por poner un ejemplo, que pudieran dar mayor resistencia tras el impacto de un proyectil de una máquina de artillería. Era lógico, no había tiempo. Sólo había que acondicionar el castillo lo mejor y lo más rápido posible y que aguantase el envite del enemigo.  En el castillo de Corbera se optó por robustecer los viejos muros para darles gran resistencia y con piedras de mayor dureza. Parte de las  murallas del recinto militar crecieron en altura y en algunos tramos se hicieron hasta más gruesas. Algunas de las almenas se fortalecieron o se hicieron otras más grandes que las antiguas medievales y en ellas, en un tramo de la muralla, no en toda, se practicaron aspilleras. También se actuó sobre las murallas de la coracha, la torre albarrana y el cuerpo de guardia. Se utilizó aquí la mampostería. Se anularon las antiguas almenas, al igual que en la muralla principal y se practicaron aspilleras. Los muros de las dependencias principales de la zona de la “celoquia”, donde se encuentra la casa del alcaide o antiguo edifico gótico de varias plantas en forma de torre, sufrieron también importantes reformas. Algunas puertas de acceso a estas estancias se anularon, al igual que unas escaleras de daban acceso a la casa o torre. Este edificio central fue preparado para la defensa y sus muros esta vez reforzados con contrafuertes sólidos y pesados. Estos tienen un sistema constructivo diferente al de los muros de la casa fortificada. Ello se observa por el tipo de mampuesto y los ladrillos  que se utilizaron en su construcción. Conservan casi todo su revestimiento. 

      La orientación de la fortaleza en su eje mayor es noroeste-sudeste. El cerramiento del castillo es una muralla dispuesta en sistema de cremallera que esta coronada por almenas. Esta tiene una altura aproximada de unos 15 metros. Se observan en su construcción diversos materiales y sistemas constructivos pertenecientes a épocas distintas. Mayoritariamente, todo el edificio es una construcción de tapial, técnica basada en tierra compactada y cal mediante pisón y que se iba haciendo a tongadas. Dependiendo de las dimensiones del cajón de encofrado, también lo son las de cada tapial. Todo ello depende asimismo del lugar de su ubicación y su espesor. Las tapias cristianas miden más de un metro y en su mayor parte siguen conservando su revestimiento. En la zona sureste del recinto amurallado se observa a simple vista el recrecimiento de la muralla. El muro gana en altura al construir sobre una antigua hilada, otra línea de almenas mucho mayores. Es en esta misma zona, donde en los tramos de muralla, se ven las últimas reparaciones llevadas a cabo para la defensa del castillo durante las Germanías. Observamos que el material empleado es semblante a los de los contrafuertes del interior de la celoquia. Las dimensiones de los ladrillos son similares, alrededor de 30x14x3´5 cm. y el revestimiento también es igual. La altura de los cajones de encofrado es aproximadamente de unos 90 o 95 cm en adelante y midiendo de largo el cajón entre 2´90 y 3´10 cm. Las aspilleras practicadas en las almenas miden  44x30 cm. en el interior y 42x10 cm. en el exterior, con pequeñas diferencias entre unas y otras. Las medidas realizadas en estos tramos de la muralla dan una cierta uniformidad en su construcción. Vemos aquí, desde el punto de vista metrológico, la aplicación del “palmo cristiano”. El “palmo” mide sobre unos 22´75 cm. y es la cuarta parte de una “vara” que es de 91 cm. Por este motivo, un tapial de cuatro palmos tiene 91 cm. y cinco palmos son 114 cm. Por tanto, es de suponer que el tapial, de más de 1 metro, sea cristiano. A esto, se corresponde la última hilada de muro recrecido y almenas construidas sobre la muralla, cuyas dimensiones son aún mucho mayores que las islámicas. En la parte noreste las almenas son idénticas en cuanto sus dimensiones a los de la zona sureste, pero a diferencia de estas últimas, no conserva el enlucido y están construidas con ladrillos. Tienen aspilleras, mientras que las otras no las tienen.



      En medio de una crisis de subsistencia, de pestes y epidemias, en el verano de 1519 estalló en València un conflicto que desembocará en una guerra conocida como de las Germanías. Primero fue la Germanía un movimiento reivindicativo incentivado por los gremios locales, que desde la ciudad de València se fue extendiendo a otras localidades importantes de su Reino. Terminó finalmente con un conflicto bélico donde se vieron enfrontados dos bandos, por una parte los realistas, o sea la nobleza junto con los mudéjares, y por otro lado, los agermanados. La guerra duró hasta 1523 en que fue totalmente aplastada y algunos de sus dirigentes más representativos ajusticiados. 

      Comenzada la guerra, en verano de 1521, las tropas agermanadas pusieron sitio al castillo de Corbera. Ante el inminente asedio y ataque del ejército comandado por Joan Caro y Esteve Urguellés, el duque de Gandia y señor de la Baronía de Corbera, mandó fortificar el castillo y disponerlo con todo lo necesario para su defensa. Se encargó de ello Pedro Çagonera. El 27 de junio de ese año se presentó Joan Caro ante la fortaleza de Corbera y dio comienzo el asedio y la batalla duró cuatro días. Hubo bajas por ambos bandos. Joan Caro se entrevistó con Jeróni de Vich y éste logró disuadir al agermanado para que levantara el cerco de Corbera y se retirara. En julio, el castillo y la población de Corbera, fueron de nuevo objeto de asaltos por parte de los agermanados, robando y saqueando todo lo que encontraron a su paso.

      El castillo, tras estos acontecimientos, quedó en muy mal estado. Los daños en la propia estructura de la fortaleza fueron importantes. Años después, se intentaron reparar los desperfectos pero se encontraba ya muy derruido, por lo que se decidió no realizar obras de reconstrucción en el castillo y  abandonarlo.

        En las ruinas que hoy en día nos muestra la fortaleza de Corbera, podemos observar las diferentes reparaciones que ha sufrido este edificio militar y también en algunas estructuras,  las obras de acondicionamiento y adecuación para la defensa que se llevaron a cabo durante el conflicto con los agermanados. Estudiando sus muros, vemos en la muralla la construcción de algunas nuevas almenas, el recrecimiento de los muros o la anulación de otras almenas medievales, escaleras, puertas ahora cegadas y la construcción de nuevas estructuras para reforzar las ya existentes, como por ejemplo los contrafuertes del edificio principal de la “celoquia”.

      El golpe final que se le dio al castillo fue la orden del rey Felipe IV de 1640, en donde autorizó a que los habitantes de Corbera pudieran llevarse todo aquello que les fuera necesario para construir la nueva calle de San Vicente de dicha localidad.

      Este fue el fin definitivo del castillo de Corbera. A partir de ese momento, quedó completamente abandonado y con el paso del tiempo olvidado, llegando a ser lugar idóneo para actos vandálicos por parte de gente insensible con el patrimonio histórico. 





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VALLES, Vicent J.: “La Germanía, una revolución en la Valencia renacentista” en la Gran Historia de Comunidad Valenciana. De la Germania a la Batalla de Almansa, Tomo 4, Valencia, Edita Levante, el Mercantil Valenciano, Editorial Prensa Valenciana, 2007.

VICIANA, M.: Libro quarto de la Crónica de la Ïnclita y Coronada ciudad de Valencia y de su reino. València, Edició a cura de Joan Iborra, Universitat de València, Fonts històriques Valencianes, 2005.




1 La “Junta dels Tretze” son un comité ejecutivo  agermanado compuesto por trece síndicos de la ciudad de Valencia.  Esta Junta dirigió e impulsó la revuelta y pretendía controlar la corporación municipal. Pretendieron  imponer un sistema en donde los gremios  controlaran todo trabajo libre. La revuelta, en un principio política se radicalizó y pasó a ser también una  lucha de clases, provocando a su vez, un conflicto interno que desencadeno  en revolución. En poco tiempo, este modelo de “Junta del Tretze” se implantó en otras ciudades importantes del “Regne de València”, aunque controladas por la ciudad de València. A pesar de que la burguesía valenciana buscaba una solución negociada al conflicto, lo cierto es que se desencadeno una guerra, conocida como de las Germanías. 
2 “...otros querían ir a Corbera, tierra del duque de Gandia, por ser enemigo principal de la Germanía...” VICIANA Martí: Libro quarto de la  Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino. Edición a cargo de Joan Iborra, València, Universitat  de València, Fonts Históriques Valencianes, 2005, pag. 338.

      Parece ser que “Urguelles, sin previo aviso salió con las tropas hacia Corbera”  en VALLES, V.: La Germania Valenciana, València, Ed.: Alfons el Magnànim, 2000, pag. 97.
3 “La división de Caro pasó adelante y se alojó en Alcira, pareciéndole aquella villa un punto fuerte y proporcionado para contener el ejercito del duque, asegurando la retirada en caso de librarse batalla, y conservar la comunicación y auxilios de Valencia y su huerta.
    Luego que supo el duque de Gandia que la división de la Hermandad se havia situado en Alcira, dispuso se fortificase el castillo de Corbera, equiparándole con los pertrechos de guerra correspondientes hasta dejarle en estado de defensa; y rogó á don Pedro Çanoguera se encargase de la custodia de dicho castillo con sus vasallos y criados, y le sostuviese en caso de invasión, prometiéndole su auxilio si lo necesitaba.
    La división de Caro se reforzaba diariamente con nuevos contingentes de aquellos pueblos inmediatos. Caro salió de Alcira y se presentó a la vista de Corbera, puso sitio al castillo y princiíó a atacarle por algunos ángulos.
    Noticiosos de ello el virrey y el duque, seguidamente organizaron una columna de infantería y otra de caballería para acudir en socorro de los sitiados, mas súpolo Caro y, no teniendo aún por oportuno el batirse, temiendo ser cortado en la retirada, levantó el campamento y se volvió a Alcira; á cuyo tiempo habían salido ya del monasterio de Valldigna, el virrey, los condes de Oliva y Albaida con las gentes reclutadas, dirigiéndose al lugar de Tabernes, donde les aguardaba el duque con la suya, para todos juntos socorrer á Corbera; mas don Pedro Çägonera les detuvo en el camino, remitiéndoles dos distintos partes, en los que comunicaba la retirada de Caro con alguna leve pérdida, por lo que acordaron suspender el itinerario”. QUAS LLuís: La Germania de Valencia, 1920. Valladolid, Editorial Maxtor, 200, pp. 67-68.
4 El lugarteniente de general marchó de Almuçafes y llegó en Algezira donde llegó el general, y luego entraron en consejo de guerra para tratar adonde iría el exercito. Huvo diversos pareceres en consejo, porque unos querían ir a Sumacarcer por abrasar y destruir la tierra de mossén Crespí y otros lugares de agarenos que havía por allá; otros querían ir al castillo de Corbera, tierra del duque de Gandia, por ser enemigo principal de la Germania, pues en aquel castillo havia muchos caballeros y agarenos con mucha ropa y riqueza, y con esto se començaria el castigo del duque, y los soldados refrescarían con el despojo. El general fue de parecer se devia ir al valle de Alfandec donde estavan los enemigos, que los castillos sin defensores facil sería la presa dellos. No se pudo concluir en consejo que harían, porque el mesonero tenía grande parte en el exército de capitanes y otros principales que seguían su parecer, y estos no tratavan sino como pudiesen robar. Otra vez tornaron a consejo y fue determinado que todos se señalassesn con una cruz colorada en los pechos y espaldas y que marchase el exercito contra Corbera y su tierra. Y este fue el parecer del mesonero, muy contrario del parecer del general, por donde el exercito se le tuvo al general mala voluntad”. VICIANA Martí: : Libro quarto de la  Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino. Edición a cargo de Joan Iborra, València, Universitat  de València, Fonts Históriques Valencianes, 2005, pp. 338-339.

      Uno de los motivos por el cual se decidió asediar el castillo de Corbera, fue que se recibió la noticia de que en  dicho castillo habían unos prisioneros agermanados capturados en Albalat, población cercana a Corbera: “Mientras Caro despedía a Vich, quien había fracasado en su misión; llegó la noticia de la detención en Albalat de algunos capitanes del ejército agermanado por las tropas nobiliarias y su prisión en el castillo de Corbera, propiedad del duque de Gandia. Los ánimos se exaltaron y la gente exigió marchar sobre Corbera y liberar los presos, pero Caro no lo autorizó, intentando demostrar ante Vich y sus acompañantes sus esfuerzos por controlar a la gente”. VALLES, V.: La Germania Valenciana, València, Ed.: Alfons el Magnànim, 2000, pag. 96.
5 “Lo duch de Gandia, sabent que los agermanats eren en Alzira, feu provehir lo castell/ de Corbera y pregà a don Pedro Çanoguera (que) volgués anar a estar en dit castell, com de fet anà ab alguns criats y vasalls de dit duch. E dos dies aprés que lo dit don Pedro Çanoguera fonch en dit castell, partí de Alzira lo camp dels agermanats y anà a posar siti sobre lo dit castell de Corbera, y començà a dar-li combat. Y lo dit camp cada diacresia, perquè tot lo regne venia per poder robar. E sabent lo virrey e duch de Gandia y lo conde de Oliva que combatien dit castell y que partirien en lo sendemà. Y com en la vall no dexava de haver alguns mascarats, tantost fon avisat lo capità dels ajermants que hera lo racional Joan Caro”. CATALA DE VALERIOLA, G.: “Breu Relació de la Germania de Valencia, València, 1519” en Cròniques de les Germanies, de Eulalia Duran, Valencia, Tres i Quatre, 1984, pp. 175-177.

      Maldonado comenta:“La mayor parte de la tropa al mando de Juan Caro se dirigió á poner sitio al castillo de Corbera, que era del duque de Gandia, y enviaron a Estelles con alguna fuerza para que estuviese al cuidado del castillo de Murviedro y mantuviese en su devoción todo el partido de la plana. Llegados a Corbera comenzaron a combatir el castillo, pero resistiéndose valerosamente Pedro Luis, Comendador de San Juan, que la defendía, y ganado Juan Caro por los del partido del virrey, levantó el sitio con alguna pérdida” MALDONADO, J.: El movimiento de España o sea Historia de la Revolución conocida con el nombre de las Comunidades de Castilla. Madrid, Imprenta de E. Aguado, 1840, pag. 357.

6 “Los Comuneros recogieron en Alzira la más gente que pudieron. Y salieron a sitiar Corbera a veintisiete de Junio, en número de cuatro mil. En llegando saquearon el lugar y plantaron cuatro piezas de artillería. El combate fue muy recio, a veinte y ocho de dicho mes, hasta arrimar las escalas a las murallas: mas fueron rebatidos con mucho valor de los sitiados quedando heridos los dos comendadores y muerto Juan Zaragoza de Gandia y soldado de Poli8nyan que peleaban en la defensa del castillo. De los Comuneros murieron nueve; y hubo muchos mal heridos; que por esta y por entender que el ejercito de los nobles había salido el día de San Pedro a socorrer el Castillo, levantaron el sitio y volvieron a Alzira.” ESCOLANO, G.: Década de la Histórica, Insigne y Coronada Ciudad y Reino de Valencia, Valencia, 1610.

      “...e salieron con ellos muchos frayles con crucifixos, e ANSI se començó la guerra abierta, y fueron a combatir el castillo de Corbera, del duque de Gandia, el qual no pudieron tomar porque se les defendió muy bien, antes recibieron mucho danyo y de allí han venido a batalla contra la persona del virrey y contra las banderas reales, y contra la persona del gobernador mossén Ferrer en esta parte de Morviedro...”  ”. VALLES, V.: La Germania Valenciana, València, Ed.: Alfons el Magnànim, 2000, pag. 384.


7Y lo endemà que era dimats de matí cavalcà y vingué al monastir de Valldigna y conte de Oliva y lo conte de Albayda ab sa gent y lo duch de Gandia, que estava en lo lloch de la Taverna, senyalt per cap del socorro que havia de anar a Corbera, hagué dos / visos per don Pedro Çanoguera com avien alçat lo camp de sobre Corbera y se´n tornaven per Alzira, avent tengut citiat dit castell quatre dies.” CATALA DE VALERIOLA, G.: “Breu Relació de la Germania de Valencia” en Cròniques de les Germanies, de Eulalia Duran, Valencia, Tres i Quatre, 1984, pp. 175-177.

8Apoderados de la ciudad de Valencia los Comuneros, salió Juan Caro con muchos dellos a sitiar el cstillo de Corbera, que es seis leguas de Valencia. Cercolo y estándolo combatiendo con alguna artilleria que traxo Don Geronimo Vique 8 que a esta sazon estava en nuestra Señora de la Murta Monasteriode Frayles Geronimos, media legua distante del castillo) tuvo forma como hablar con Juan Caro, y por sus buenas razones dexo el combate del castillo, lo cual entendido por los treze la Germania, privaron a Juan Carodel oficio de Capitan genera, y lo dieron a Sorolla. En esta ocasión el virrey con la gente que se la avia llegado, fue en socorro del castillo de Corbera con su exercito á Gandia y Sorolla con el suyo en busca del Virrey, haciendo gran daño en los lugares de Don Jerónimo Vique, por loque havia persuadido a Juan Caro”. SANDOVAL Prudencio: Historia de la Vida y Hechos del Emperador Carlos V, Máximo Fortísimo, Rey Cathólico de España y de las Indias, Islas, y Tierra Firme del Mar Océano, & c. Parte Primera. Amberes, 1681. Original el Biblioteca Complutense de Madrid, pag. 217. Hay una copia de este libro de 1846 y adquirida por la Universidad de Madrid en donación de don J. F. Camacho en 1894. Tomo II, pag. 259.

9 “ ...en companyia de altres agermanats, ab gran violència y rompiment entraren en lo castell de Corbera e veïns de la dita baronia, es saquejaren lo dit castell y altres coses y roba y altres coses de molta valia, y més de mil ducats” A.M.S.: Fons Antic, 52, en AAVV.: El castell: Un passat. Quín futur?, Corbera, Edita la Comissió de Normalització Lingúística, 1986, pag. 14.

      No era la primera vez  que los agermanados pretendían venir a incendiar el castillo de Corbera: “...havien cercat Picascent y Alcácer y volien venir a cremar Corbera”.  DURAN, E.: La Germania Valenciana, Pag. 185 i Llibre de memòries, Pag. 790.

10 A.R.V. Mestre Racional, 5881, nºs. 2802

11  “Joan Salvador “obrador de la vila de les obres reals de sa magestat” Describe el estado en que se encuentra el castillo . Por él sabemos que la fortaleza tenía un puente levadizo en la puerta principal, una escalera en la torre del agua, la casa del cuerpo de guardia, la capilla de la Virgen, el molino de sangre, el granero, la torre de la celoquia, la cocina y otras habitaciones, la cisterna, la necesaria, el horno, una torre situada justo al lado del horno, la torre de guardia y las murallas. Todo ello en muy mal estado.  A.R.V. Mestre Racional, 5881, nºs. 2802

12 A.R.V.: 5881, nº 2802. fol. 16r.

13 A.R.V. Bailia General, 296, fol. 2r i fol. 200r.

14 “ El segundo de las casas que son menester para la dha. población, que son veynte y cinco, las ocho estan buenas para poderse habitar, y que el gasto que se ofrece en las demás montará mil duscientas y cinquenta Libras, y se podrían tomar en cantidad de quatrocientas de la madera de la casa de la gola de la Albufera, y castillo de dho. lugar, por ser allí infructuosa...”   (A.R.V. Mestre Racional, Llig. 491, nº S. 10.034). Recollit per FRANCH BENAVENT, R.: “Les conseqüències de l´expulsió dels moriscos a Corbera”. I Assemblea d´Història de la Ribera. Economia Agraria i Història Local. Valencia, Edicions Alfons el Magnànim, 1981.






SANTA MARIA DE CORBERA. ROSTRE I ELEGÀNCIA GÒTICA

A partir del segle XIII, després de la conquesta cristiana de les terres valencianes, tenim constància de moltes representacions iconogràfiques de la Mare de Déu, tant en escultura com en pintura. Santa Maria del Castell de Corbera, és una bella talla gòtica pertanyent a l'última meitat del segle XIV o principis del XV.
La verticalitat típica del gòtic es fa palesa també en les formes de les seues figures, les quals solien estar en capelletes. La imatge de la Mare de Déu té uns caràcters definitoris propis. La figura té una expressió juvenil al rostre i de fresca bellesa. És de proporcions allargades, però hom li insinua un xicotet ritme curvilini. Precisament, eixe joc curvilini dels vestits respon al desplaçament dels eixos de la imatge, on el pes es descarrega solament sobre la cama esquerra, mentre que la dreta està un poc flexionada.
La Mare de Déu del Castell presenta unes característiques físiques marcadament humanitzades, cosa que ens aproxima encara més a la segona meitat del segle XIV o principis del XV. Si observem la figura apreciem el seu moviment. Destaca l'elegància del seu port, del seu gest i del seu principi de somriure que ilumina el rostre. Tots aquests detalls són indicadors que ens trobem davant un nou humanisme. L'artista domina perfectament els jocs de les teles i aconseguix una major rotunditat en la peça. Aquesta Mare de Déu, és una expressió clara dela visió religiosa que tenien els homes d'aquesta època, més individual i íntima.
La imatge està tallada en fusta de conífera. Entre les característiques d'aquesta fusta destaca la gran resistència al pas del temps. Té una altura de 112,5 cm. La figura es presenta harmònicament en tot el conjunt. Maria sosté el seu fill amb el braç esquerre, el qual amb la mà dreta intenta apartar el vel que tapa el rostre de sa mare. El peu esquerra del xiquet se sosté al ventre de sa mare i intenta impulsa el seu cos menut per posar-se dreçat. Maria contraresta el pes del seu fill tot doblant el genoll dret, cosa que, alhora, equilibra la figura. Un mant cobrix el cap de la Mare de Déu i el porta creuat per davant de la falda de la túnica i la seua vora inferior passa per damunt del braç dret.
La policromia és rica en ornamentació, però es tracta d'una restauració realitzada en el segle XVIII, on probablement, després d'un incendi on va perdre la mà dreta hom va decorar al gust del moment sense respectar la policromia primitiva. L'actual mà dreta no correspon a l'original. Quan es va produir la restauració al 1994, es van observar indicis que la figura havia patit cremades, sobretot a la part dreta. És per això que se li va afegir una mà nova.
Conta la tradició que durant la guerra dels cristians contra els musulmans, es va aparéixer la Mare de Déu sobre els merlets del castell i davant el cavall del rei. Així diuen els goigs antics, dels quals tenim notícies des del segle XVIII. Tot i que aquesta història no deixa de ser una llegenda popular, fruit de la devoció que les pobletanes i els pobletans senten per aquesta imatge, ens ha paregut interessant publicar aquesta història piadosa per demostrar l'amor que tenen els veïns de Corbera per tal devota imatge.

Miguel Gómez Sahuquillo (Arqueòleg).


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